Salir a vacunar casa por casa y comenzar apenas haya las vacunas suficientes con los menores de 18 años. Esa es la meta que debería plantearse en forma urgente el Gobierno si es que pretende detener a la variante Delta según opina el físico y ex decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires Jorge Aliaga. El experto realiza a diario análisis de datos de la situación epidemiológica del país que les permiten a los infectólogos saber cómo avanzar con las campañas de prevención.

Aliaga, en diálogo con LA GACETA, afirmó que Argentina en los últimos meses trató de afectar lo menos posible las actividades económicas, por lo que se removieron restricciones, lo que derivó en un crecimiento de casos. “Si se quiere pocos contagios hay que limitar actividades, y hace rato que no se hace. Si tenemos actividades abiertas en invierno, con encierros y pocos lugares ventilados, uno termina teniendo muchos casos y por ende muchos fallecidos. No se desmadró mucho más en Argentina por el avance paralelo de la vacunación. Habría habido tantos contagios que hubiera obligado a cerrar, pero esos nueve días de restricciones en mayo frenaron todo”, dijo.

Según el experto, “ahora vemos una baja muy fuerte en todo el país. La pregunta es hasta dónde nos va a pasar lo de Europa y Estados Unidos, con fuertes rebrotes por la variante Delta. En esas zonas, en los lugares donde subió mucho hay grandes porcentajes de la población que no se vacunó, con grupos antivacunas”. “En Argentina no hay un gran porcentaje de la población que sea reacio a vacunarse. En los lugares donde creció mucho la variante Delta los menores de 18 no vacunados se contagian y terminan contagiando a mayores. Las vacunas son excelentes pero ninguna es 100% eficaz, y alguien del porcentaje menor la pasa mal o fallece. Si tenemos muchos casos en los chicos, va a haber gente mayor enfermando y falleciendo, sería importante vacunar a los menores, si Pfizer o Moderna entran hay que avanzar sobre los menores de 18 sin dudarlo”, agregó. También analizó que “al principio el objetivo del plan de vacunación era dar primeras dosis, se evitaron decenas de miles de muertos de esa manera. Al llegar Delta se puso el foco en las segundas dosis, y ahora es tiempo de vacunar a los menores”.

Aliaga afirmó que en Argentina los mayores de 80 años están casi todos vacunados. “Los porcentajes son muy grandes; lo que va a hacer falta ahora es hacer campañas para ir al barrio, hay que ir casa por casa vacunando. A veces la gente no puede dejar de trabajar y no se dan tiempo. Cuando hagamos eso, los que queden sin vacunar van a ser muy pocos”.

Espacios cerrados

El ex decano además se refirió a la posibilidad de comenzar a pedir carnet sanitario para algunas actividades como las de gastronomía y el comercio. “Deberían pedirlo; de esa manera se garantizan estar en espacios más seguros. Sería además como una cosa adicional que convenza a los remolones. En espacios cerrados la situación sigue siendo complicada. En la gastronomía uno pasa mucho tiempo allí, se saca el barbijo, habla mucho y con personas que no son convivientes. No es lo mismo por ejemplo con los chicos en el colegio separados que todos juntos”, dijo. Y agregó: “vemos el ejemplo de lo que sucedió en Semana Santa, en el Día del Padre o en las mismas vacaciones de invierno. Después de todas esas fechas hubo un crecimiento de casos. Se pagó un costo extra por no afectar a la economía, y eso costó miles de vidas. Son decisiones políticas. De golpe hay sectores que reclaman por la libertad y la economía, y después se quejan de la cantidad de muertos”, opinó.

Según él, haciendo análisis estadísticos, la correlación baja de casos y suba de vacunación es evidente. “En el caso de las vacunas teníamos hasta febrero una proporción muy estable por edad de fallecidos. Ahora volvió a subir la mortalidad en mayores, cuando todos están vacunados. Pero antes morían 100 y ahora mueren cinco. Ninguna vacuna es 100% eficaz. Pero desde ya, si seguimos teniendo mucha circulación del virus, algunos vacunados se van a morir. Para evitar esto tenemos que lograr que ya no haya casos, como sucedió con el sarampión o la poliomielitis”, recordó.

Inevitable

En cuanto a la variante Delta, Aliaga afirmó que es difícil predecir lo que puede pasar. “Es una variante más contagiosa, estamos haciendo todo, pero la tercera ola es inevitable con todas las actividades abiertas. Hacemos toda nuestra vida normal mientras sigue habiendo circulación del virus. Me preocupa porque es lo que pasó en Estados Unidos, que entró fuerte con los chicos que no estaban vacunados, son los transmisores. El peligro siguen siendo las aglomeraciones con gente que no está vacunada. Tenemos que seguir utilizando muy bien el barbijo, que va a ser nuestro compañero por mucho tiempo”, dijo. Y finalizó: “esta enfermedad tiene la particularidad de que las personas pueden contagiarse sin tener síntomas. Cuando uno se dio cuenta ya es tarde, ya contagió a otro y así el círculo es mortal”.